Caminando por la avenida sur 23. Un particular olor que desconcentra, te
invita a seguirlo. Es una mañana fría, seducida por la sutileza de ese aroma
que se impregna sobre ti. Aceleras el paso con gusto, pese al olor que sigue
emanando y que cada vez es más atractivo. En la esquina está el kiosco. Te
detienes por inercia. En cuestión de segundos ya posees el periódico. Sigues tu
camino. El titular del día capta tu atención y mientras vas caminando, tus
ojos se desvían hacía dicha noticia. Pero, la concentración se ha divorciado de
ti. El olor, que cada vez es más fuerte capta todos tus sentidos. Cierras
el Diario. Alzas la mirada, caminas. Una sonrisa favorece tu semblante. Te
detienes y levemente cierras los ojos e inhalas profundo, sonríes nuevamente.
Era allí. El lugar de donde provenía ese olor que no tardas mucho en
reconocer. "Pan andino".
Recuerdos tachirenses llegan a tu memoria, mientras te dispones a
escoger entre una variedad de panes y productos catalogadas como exquisiteces
andinas. Tomas un numero para ser atendido, mientras el ansía por degustar
todo, se aprovecha de ti. "Doce", exclama la joven de
la barra, quien tras un cordial ¡Buenos Días! se sitúa para atenderte.
Tu pedido es para llevar, pero aún así ordenas una tradicional acemita y
un café, para que sean tu compañía en el resto del
recorrido. Paras en la caja para cancelar la compra. Mientras
lo haces; te deleitas con el pancito y la decoración de local,
evidentemente típica de la región andina del país.
Un "hasta luego", es la frase que utiliza el señor de la caja
para despedirse de ti y al mismo tiempo invitarte a regresar. Mientras tú,
asientas con la cabeza y aseguras que tu regreso será pronto.
Caminas al frente, sales del suculento recinto y mientras das el
ultimo mordisco a tu acemita, corroboras: " Andinito´s Pan, el auténtico y tradicional pan andino”.
Marianyela García